ISSN: 1130-2887 - eISSN: 2340-4396

DOI: https://doi.org/10.14201/alh.21154

EL TRÁNSITO DE LA LUCHA ARMADA A LA COMPETICIÓN DEMOCRÁTICA. LOS CASOS DEL FMLN Y LA URNG

The Transit of the Armed Struggle to Democratic Competition.
The Cases of the fmln and the urng

Eduardo Sánchez Iglesias

Universidad Complutense de Madrid, España

esancheziglesias@ucm.es

Fecha de recepción: 15 de julio de 2019
Fecha de aceptación y versión final: 17 de febrero de 2020

RESUMEN: El artículo pretende analizar las estrategias discursivas y los marcos de interpretación del discurso político aparecidos en las organizaciones guerrilleras que transitan de la lucha armada a la competición democrática, que finalizaron con los procesos de construcción de paz y consolidación democrática en El Salvador y Guatemala, por medio del estudio de la experiencia del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (fmln) y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (urng).

Palabras clave: restablecimiento de la paz; guerrilla; Centroamérica; fmln; urng.

ABSTRACT: The article aims to analyze the frameworks of interpretation and the essential components of political discourse which appear in the guerrilla organizations that move from armed struggle to democratic competition, which ended with the processes of peace building and democratic consolidation in El Salvador and Guatemala, through the study of the experience of the Farabundo Martí Front for National Liberation (fmln) and the Guatemalan National Revolutionary Unit (urng).

Key words: peace research; guerrilla activities; Central America; fmln; urng.

I. Introducción1

Los Acuerdos de Paz que pusieron fin a los conflictos armados vividos en El Salvador y en Guatemala en la década de 1990 constituyen uno de los ejemplos más destacados dentro de los procesos de superación de la violencia política y de construcción democrática en América Latina.

Tanto el fmln como la urng protagonizaron los procesos de insurrección armada surgidos en la región centroamericana, convirtiendo a ambas guerrillas en las más activas de América Latina en el periodo que va desde el triunfo del sandinismo en 1979 hasta el inicio de los procesos de paz en la década de los noventa.

Así, ambos países sufrieron largos procesos de violencia armada y conflicto civil, protagonizados por el Estado y dos de las guerrillas más importantes de la región, conflicto que en el caso de El Salvador finalizaron con los Acuerdos de Paz firmados en el Castillo de Chapultepec, México, el 16 de enero de 1992, con los que concluyeron doce años de conflicto armado en dicho país. Así como en Guatemala, con los Acuerdos de Paz Firme y Duradera, firmados en la Ciudad de Guatemala el 29 de diciembre de 1996, poniendo fin a treinta y seis años de conflicto armado.

La idea principal que se defiende en el texto explica cómo los cambios en la línea ideológica, la estrategia y el programa político del fmln y la urng fueron fundamentales para llegar a las negociaciones de paz en El Salvador y Guatemala, convirtiéndolos en elementos de capital importancia para la comprensión de la viabilidad del proceso de paz y su éxito.

El artículo pretende explicar cómo se da el proceso que llevó a El Salvador y Guatemala de la guerra a la paz, por medio de las transformaciones sufridas por uno de sus actores fundamentales –las organizaciones guerrilleras–, a través de los supuestos teóricos derivados de la perspectiva constructivista del análisis del discurso, por el que se pretende analizar los marcos de interpretación y los componentes esenciales del discurso político elaborado por el fmln y la urng.

Aplicando el análisis de marcos, se puede apreciar cómo en ambas organizaciones se dan estrategias diferenciadas, en cuanto al discurso político que el fmln y la urng desplegaron en relación con el tránsito de la vía armada a la competición democrática, pudiéndose distinguir las siguientes: una estrategia discursiva de insurrección armada, una estrategia discursiva modernizadora (solo en el caso del fmln) y una estrategia discursiva democratizadora.

Además de la introducción, el contenido del artículo se desarrollará en tres apartados: uno primero centrado en el marco teórico y aspectos metodológicos utilizados; en un segundo apartado se analizarán los diferentes marcos de interpretación respecto al cambio en las estrategias discursivas desarrolladas por las organizaciones guerrilleras analizadas, desde la defensa de la lucha armada a la inserción en un sistema de democracia representativa; para terminar con un apartado de conclusiones.

II. El análisis de los marcos de interpretación del discurso político de cambio en organizaciones guerrilleras

Siguiendo el planteamiento que hace Montobbio (2007), la pregunta principal a la que se quiere responder es ¿cómo se produce la transformación de una organización guerrillera que emplea la lucha armada como vía de acción política para transformar y cuestionar el Estado e instaurar el orden revolucionario a un partido político, formado por ciudadanos y ciudadanas que pretenden reformarlo e impulsar desde un sistema de democracia representativa la realización de sus ideas?

La respuesta a dicho planteamiento conduce a un estudio de los procesos de cambio y adaptación de las organizaciones guerrilleras y una evolución en los marcos interpretativos con los que construían sus estrategias discursivas.

II.1. Cambios en los objetivos y estrategias de adaptación de las organizaciones guerrilleras

En el caso específico del cambio en organizaciones guerrilleras, Ryan (1994) defiende que el elemento definitivo en la evolución de una organización guerrillera es el resultado del desafío militar, de tal forma que si el derrocamiento del régimen no es posible, se abre un proceso de cambios que pueden conducir a la institucionalización de la organización guerrillera, la convencionalización de sus acciones o su desaparición (Kriesi 1999). Así, se deduce que «la evolución de una organización guerrillera será el resultado de su lucha contra el Estado» (Martín 2004: 52-53), de la que se pueden derivar cuatro escenarios (Ryan 1994: 28-31):

Si el desenlace del accionar guerrillero es la derrota del régimen, la organización guerrillera tenderá a transformarse en partido hegemónico y promover desde esa posición de monopolio del poder la construcción de un nuevo régimen político de carácter revolucionario, siendo este el caso del fsln en su primera etapa en el gobierno (1979-1990), tras el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (rps).

En cambio, si el resultado de la actuación guerrillera acaba en derrota militar, la evolución de la organización guerrillera puede avanzar hacia su extinción, como fue el caso del movimiento guerrillero en Venezuela en la década de los sesenta, que concluyó con la desaparición de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (faln) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (mir).

Puede ocurrir que el conflicto pueda prolongarse en el tiempo, dándose situaciones donde la organización guerrillera es incapaz de vencer al Estado, pero este a su vez no tenga la capacidad suficiente para derrotar a la insurgencia, contando la guerrilla con medios militares y económicos suficientes para mantener el conflicto y el control efectivo de una parte del territorio, conservando el Estado la fortaleza suficiente para no ver su viabilidad amenazada, llegando a una situación de enquistamiento o de lo que Touval y Zartman (1985) y Zartman (1993, 2001) denominan «doble estancamiento doloroso» o mutually hurting stalemate, siendo el caso del largo conflicto mantenido por las farc y el Estado colombiano o el actual del eln colombiano ejemplos donde las organizaciones guerrilleras persisten y continúan en el tiempo.

Sin embargo, puede ocurrir que la organización guerrillera no tenga la capacidad de derrocar al régimen, pero sí mantenga la suficiente fuerza para forzar un proceso de negociación con el Estado, que concluya en un acuerdo negociado que permita la incorporación al sistema político de las organizaciones guerrilleras, ya convertidas en partidos políticos legales. Este sería el caso del fmln y de la urng, siendo el primero un ejemplo de acuerdo negociado con el Estado en situación de empate militar y el segundo un pacto de rendición negociada (Torres 2011), así como el ejemplo del mln-Tupamaros, caso exitoso en el plano electoral de adaptación ideológica y organizativa en su paso de guerrilla urbana a partido político institucional (Garcé 2010, 2011).

Será, por tanto, la capacidad para alcanzar los objetivos políticos fijados «lo que determinará la explicación de los cambios en las organizaciones guerrilleras» (Martín 2004: 56), viéndose obligadas a modificarlos, ante la imposibilidad de lograr los fines marcados o porque su supervivencia como organización se ve amenazada, lo que obliga a una reinterpretación de los marcos políticos e ideológicos originarios (Cresshaw 2001), así como la evolución de los modelos organizativos presentados en la Tabla i.

Tabla i
Modelo de evolución organizativa en organizaciones guerrilleras

Resultado del desafío político militar

Victoria guerrillera y derrota del régimen

Derrota militar y destrucción del movimiento guerrillero

Acuerdo negociado con el Estado

Rendición negociada con el Estado

Persistencia del conflicto

Evolución y cambio en la organización guerrillera

Transformación de la guerrilla en partido hegemónico

Desaparición de la organización guerrillera

Transformación de la organización guerrillera en partido político

Transformación de la organización guerrillera en partido político

Continuidad de la organización guerrillera

Fuente: Elaboración propia a partir de Ryan (1994: 28) y Martín (2004: 54).

Así, Angelo Panebianco (1995) hace referencia en el caso de la transformación de las organizaciones revolucionarias al fenómeno caracterizado por la convivencia de una praxis reformista con la subsistencia de los objetivos originales de la organización (de contenido revolucionario), es decir, el cambio en dichas organizaciones viene dado por la tendencia a la concreción de unos objetivos explícitos y coherentes (de carácter reformista) con unos objetivos implícitos y contradictorios (de carácter revolucionario) en los procesos en que dichas organizaciones adoptan un cambio de estrategia hacia marcos de competencia democrática (Martí i Puig, Martín y Garcé 2013).

El cambio en los objetivos provoca un cambio en los objetivos políticos, donde la guerrilla renuncia a una estrategia de dominio y transformación del medio por otra de adaptación al mismo (Martí i Puig 2006; Martín 2006, 2010). Esta estrategia adaptativa obliga a una evolución de los marcos interpretativos con los que las organizaciones guerrilleras construyen sus discursos políticos.

II.2. El análisis de los marcos interpretativos del discurso político

El presente artículo se ocupa de una de las perspectivas del cambio en organizaciones guerrilleras, la del discurso político en referencia al tránsito de la lucha armada a la competición democrática, que será estudiada aplicando el análisis de marcos, siguiendo los supuestos teóricos desarrollados por Snow y Benford (1988), según las pautas ya aplicadas a las investigaciones referidas al ezln (Maíz 2007) y a las farc en el contexto de la firma de los Acuerdos de Paz con el gobierno colombiano (Ríos y Cairo 2018).

Los cambios en el discurso político en relación con la violencia armada y la paz experimentados por el fmln y la urng fueron acompañados por una evolución de los marcos interpretativos con los que ambas organizaciones identificaban la consecución de sus fines. A su vez, estos cambios en los marcos interpretativos no solo responden a una estrategia adaptativa a los nuevos fines, sino que también posibilitan «las transformaciones en el nivel individual que acompañen no solo el cambio de los imaginarios de los excombatientes […] sino en su transformación en ciudadano democrático» (Denissen 2010, citado en Ríos y Cairo 2018: 321).

Asimismo, hablar de marcos interpretativos en el análisis del discurso supone hacer referencia a un «elenco de argumentaciones a partir de las cuales se explica la comprensión de un fenómeno» (Ríos y Cairo 2018: 322), en este caso, cómo el fmln y la urng interpretan y representan los procesos políticos que permitieron nutrir de significado el concepto de paz.

Así, en el análisis del discurso de las organizaciones guerrilleras analizadas, se derivan tres tareas políticas diferentes que dan lugar, a su vez, a tres tipos diferentes de marcos interpretativos: marcos de diagnóstico, marcos de propósito y marcos de motivación (Maíz 2007: 400-401).

Los marcos de diagnóstico identifican determinadas realidades como problemáticas y que requieren de una urgente solución, por ejemplo, el problema de la propiedad de la tierra, la exclusión política o la injusticia social. Pero no solo sirven para señalar el problema, sino que designan las causas objetivas del mismo y los responsables. De esta forma, los marcos de diagnóstico cumplen una «función atributiva» de la realidad problemática a un culpable. Este marco interpretativo adquiere una importancia decisiva en la asignación del papel de antagonista, «proporcionando un arquetipo del otro como diferente, como enemigo» (Maíz 2007: 401).

Los marcos de pronóstico señalan la alternativa, trazan un plan para la solución del problema, designando asimismo al portador del cambio, el protagonista de la lucha, que aparece como el representante de la comunidad política, los portavoces legítimos del sujeto político.

Los marcos de acción, o motivación, aportan los incentivos para la movilización y pretenden crear un repertorio de movilización, como requisito para la solución al problema señalado, «frente al otro convertido en enemigo externo o interno» (Maíz 2007: 401).

Para la elaboración del artículo se han analizado los manifiestos fundacionales, plataformas programáticas y propuestas de paz realizadas por el fmln y la urng, periodo que comprende desde el surgimiento de ambas organizaciones guerrilleras hasta la firma de los Acuerdos de Paz alcanzados en ambos países. Por parte del fmln el elenco de documentos analizados incluye: Manifiesto de Unidad (1980), Plataforma Programática (1981), La propuesta de Paz (1981), La propuesta de integración y plataforma del Gobierno provisional de amplia participación (gap) (1984), La propuesta de negociación (1989) y La Proclama a la Nación. La Revolución Democrática (1990). Por parte de la urng serían: Proclama Unitaria (1982), La urng y el diálogo político (1988), Guatemala. Una paz justa y democrática: contenido de la negociación (1993).

Asimismo, se realizaron entrevistas en profundidad con dirigentes destacados de ambas organizaciones guerrilleras, así como el estudio de las realizadas por otros investigadores a los principales comandantes y dirigentes de dichas organizaciones. En concreto, se entrevistó a Nidia Díaz (María Marta Valladares Mendoza), fundadora y comandante del fmln, que formó parte de la primera delegación negociadora de dicha organización en 1984, responsable de la Comisión Política Diplomática durante el proceso de negociación entre la guerrilla y el gobierno (1989-1992) que condujo a los Acuerdos de Paz de Chapultepec, siendo en la actualidad la coordinadora del Grupo Parlamentario del fmln en la Asamblea Legislativa de El Salvador (2018-2021), y a Pablo Monsanto (Jorge Ismael Soto García), fundador y comandante de la urng y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Rebeldes (far) de 1968-1996, firmante de los Acuerdos de Paz Firme y Duradera de Ciudad de Guatemala de 1996, siendo el único firmante de la urng vivo en la actualidad. Las entrevistas realizadas fueron cualitativas semiestructuradas de final abierto (Jones 1993). El requisito para la elaboración de la muestra era el haber sido cuadros de dirección relevantes para el curso de la investigación. Fueron entrevistas telefónicas que tuvieron lugar el 20, 23 y 27 de junio de 2019 y tuvieron una duración de entre 45 y 60 minutos. Todas fueron grabadas y se advirtió que su contenido podría ser citado en contextos académicos, a lo que prestaron su consentimiento los entrevistados.

III. De la lucha armada a la competición democrática. Marcos interpretativos y estrategias discursivas desarrolladas por el fmln y la urng

Los cambios en los discursos políticos de las organizaciones guerrilleras estudiadas han sido analizados desde diferentes perspectivas, calificados como la expresión de una diferente «articulación de los fines» (Martín 2004, 2006), una manifestación de «socialdemocratización» (Torres 2008) o el resultado de la «flexibilidad ideológica» propia de la nueva izquierda en América Latina (Harto 2019). Independientemente de la razón escogida para explicarlos, tanto el fmln como la urng adoptaron marcos interpretativos diferentes con los que pusieron en práctica estrategias discursivas que justificaron el tránsito de la vía armada a la adopción de la negociación y la búsqueda de la paz como alternativa a la guerra.

III.1. Marcos interpretativos y estrategias discursivas desarrollados por el fmln

Aplicando el análisis de marcos, se pueden identificar tres estrategias discursivas desplegadas por el fmln desde su fundación hasta el proceso de negociación: una estrategia discursiva de insurgencia armada, una estrategia discursiva modernizadora y una estrategia discursiva democratizadora.

III.1.1. La estrategia discursiva de insurgencia armada

Los acontecimientos políticos de El Salvador tras el golpe de Estado y la instauración de la Junta Cívico-Militar en 1979, junto al triunfo de la rps en julio del mismo año, conducen a un proceso de unidad del movimiento revolucionario que se desarrolla en tres frentes: en el guerrillero con la formación del fmln2, en el político con la alianza entre el fmln y el Frente Democrático Revolucionario (fdr)3 y a nivel de organización de masas con la creación de la Coordinadora Revolucionaria de Masas (crm)4. Todo un esquema político-militar que servía de antecedente a la Ofensiva Final, con la que el fmln pretendía derrotar al ejército y tomar el poder mediante una estrategia insurreccional (Harnecker y Perales 1989). Es en ese contexto, en primavera de 1980, cuando la crm presenta la Plataforma Programática del Gobierno Democrático Popular, asumida por el fmln-fdr como el programa de la revolución salvadoreña (Harnecker 1988).

Tanto en el Manifiesto de Unidad (fmln 1980) como en la Plataforma Programática (crm 1981), se aprecia una estrategia discursiva en la que se observa un marco de diagnóstico que presenta una serie de problemas referidos al subdesarrollo y «la crisis económica que vive todo el mundo capitalista agrava la crisis nacional» haciendo «que las injusticias que sufre el pueblo sean cada vez mayores» (fmln 1980: 5-6). Esta situación tiene para el fmln una causa estructural relacionada con el carácter dependiente de la formación social salvadoreña, la cual «tiene raíces históricas» que se remontan a la época colonial, y que se profundiza «bajo el dominio del imperialismo yanqui». Así, los responsables principales de esta realidad serán la burguesía y la naturaleza del poder oligárquico, los cuales constituyen un «sistema político y económico de las clases dominantes», responsables de mantener intactas «las estructuras económicas y sociales que garantizan el enriquecimiento desmesurado de una minoría oligárquica» siendo la «dictadura militar reaccionaria de la oligarquía y el imperialismo yanqui impuesta y sostenida contra la voluntad del pueblo» los verdaderos antagonistas del pueblo (crm 1981: 2-4).

El marco de propósito propone una alternativa basada en la revolución, definida como Revolución Popular Armada, siendo para el fmln la «única solución verdadera» para la instauración de un Gobierno Popular Revolucionario, declarando en su Manifiesto Fundacional: «Ya nadie debe confundirse: la única alternativa verdadera y eficaz de solución a la crisis nacional en beneficio del pueblo, es la Revolución Popular Armada» (1980). El objetivo de la Revolución Popular Armada es la instauración de un gobierno popular revolucionario cuyo objetivo es «derrocar la dictadura militar y el imperialismo yanqui […] destruir su criminal maquinaria político-militar, e instaurar un Gobierno Democrático y Revolucionario, fundamentado en la unidad de las fuerzas revolucionarias y democráticas, en el Ejército Popular y en el Pueblo» (crm 1981: 4), que hace del fmln el protagonista indiscutible de la revolución.

Finalmente, el marco de acción parte de una concepción nítida de apoyo a la vía armada como la única posible de acceso al poder, dando por cerrada la «salida pacífica» en el apartado tercero de su manifiesto fundacional:

A lo largo de este intenso período, nuestro pueblo recurrió primero a métodos pacíficos, buscando hacer uso de las vías que aparentemente le ofrecía la Constitución para transformar la sociedad en beneficio de las grandes mayorías […] La oligarquía, sus agentes e instrumentos militares y políticos cerraron esa vía pacífica, cerraron la posibilidad de que el pueblo salvadoreño alcanzara sus anhelos y objetivos históricos sin derramar su sangre

Esto hizo conciencias en nuestro pueblo de que no le quedaba otro camino que armarse […] y transformar la sociedad (fmln, 1980: 4).

La lucha armada se define como la única vía para la «transformación revolucionaria de nuestra sociedad […] mediante la que se conquistará y asegurará nuestro pueblo las libertades y derechos democráticos que le han sido negados», cuyo contenido será de liberación nacional «con la que alcanzará nuestra independencia económica real» (crm 1981: 3), revolución que será la consecuencia «de la toma del poder por parte del pueblo» mediante repertorios de movilización basados en la insurrección entendida como «Esa experiencia histórica [que] las grandes mayorías realizaron […] ejerciendo el más legítimo y supremo derecho de todo pueblo: el derecho a la insurrección» (fmln, 1980: 4).

Durante la etapa de insurrección armada, la estrategia discursiva del fmln presenta una realidad donde la única salida es la acción revolucionaria, al entender que se «han visto frustrados los intentos por constituir una supuesta tercera alternativa histórica, el reformismo», donde la democracia es imposible, el Estado es irreformable, la «economía nacional está condenada a estar estancada»; donde la toma del poder por la vía armada es la única solución para lograr «una paz justa», resumiendo en la última frase del Manifiesto de Unidad los objetivos finales y los medios para su logro con la consigna de «La lucha armada hoy, socialismo mañana» (fmln 1980: 12), que expresan «la influencia que teníamos del marxismo-leninismo, la concepción antiimperialista de nuestra lucha y, muy especialmente, del vanguardismo que caracterizaban a las organizaciones que formábamos parte del Frente» (Entrevista a Nidia Díaz).

III.1.2. La estrategia discursiva modernizadora

El inicio de la Ofensiva Final tuvo lugar el 10 de enero de 1981, fracasando en el objetivo de derrocar el régimen y la toma del poder por parte del fmln. A partir de ese momento la Junta Cívico-Militar y el gobierno de ee. uu. diseñaron una nueva estrategia contrainsurgente bajo el modelo de «guerra con reformas», la cual perseguía un doble objetivo: por un lado, equipar y modernizar el ejército con el objetivo de ganar la guerra al fmln y, por otro, restar apoyo popular a la guerrilla, por medio de una progresiva institucionalización del régimen, a través de la promulgación de la Constitución de 1983, la convocatoria de elecciones y la llegada al poder del Partido Demócrata Cristiano (pdc) bajo la presidencia de José Napoleón Duarte y la reforma agraria (Martín 2004, 2010 y Torres 2011). Ante esta nueva realidad el fmln cambia de estrategia discursiva bajo la fórmula lucha armada más negociación (Entrevista a Nidia Díaz), que aparece detallada en dos documentos: La propuesta de Paz (1981) y La propuesta de integración y plataforma del Gobierno provisional de amplia participación (gap) (1984), periodo en el que se dan los primeros encuentros negociadores entre el gobierno y el fmln5.

La primera propuesta de Paz del fmln-fdr la presenta Daniel Ortega, el 4 de octubre de 1981, ante la Sesión de las Naciones Unidas, en la que leyó una propuesta de cinco puntos6, en la que declara que «nuestra guerra es una guerra justa y necesaria para construir la paz y la igualdad entre todos los salvadoreños» y en la que por primera vez hace referencia explícita a la negociación y la vía electoral al declarar «[…] las elecciones como un instrumento válido y necesario de expresión de la voluntad del pueblo, siempre y cuando existan condiciones y un clima que permita a la ciudadanía manifestar libremente su voluntad» (fmln 1981: 2).

Con la propuesta del gap el fmln pretendía recuperar la iniciativa política ante la nueva estrategia de institucionalización llevada a cabo por la Junta, bajo una clara intención táctica de neutralizar el efecto de las elecciones de 1984, en la que se aprecia una evolución en los marcos interpretativos del fmln.

Como marco de diagnóstico plantea como problemáticas centrales del país «la ruina económica», la «represión», la «explotación», el «intervencionismo del Gobierno de ee. uu.», dando continuidad a anteriores marcos interpretativos, pero cuya causa ya no se relaciona tanto con elementos estructurales ligados al régimen de propiedad sino más superestructurales, señalando al «gobierno militar» como el causante de los principales problemas que sufre el país (fmln 1984: 1). Los cambios discursivos también afectan a la consideración de cuál es el enemigo principal, donde los antagonistas del pueblo salvadoreño no se expresan ya en términos de clase, la burguesía, sino centrándolos en un sector de esta: «la oligarquía».

En cuanto al marco de propósito, se señala claramente que la alternativa pasa por «el establecimiento de un Gobierno provisional de amplia participación», que defienda una «plataforma programática que contenga las tareas indispensables que debemos asumir para superar la actual situación de crisis» (fmln 1984: 3). Del contenido de la plataforma se aprecian novedades en relación con la coyuntura (derogación de la Constitución de 1983); continuidades en lo referente al desmantelamiento del ejército y demás estamentos represivos, y algunos cambios, como cierta graduación en la propuesta económica, donde las nacionalizaciones quedan reducidas al sector financiero y bancario. Así, el gap presenta como protagonista a un sujeto amplio, interclasista, al defender que «será un gobierno en donde no predominará una sola fuerza, sino la expresión de la amplia participación de las fuerzas políticas y sociales dispuestas a eliminar el régimen oligárquico y rescatar la soberanía e independencia nacional», cuya duración será la necesaria para poner las condiciones económicas, sociales y políticas para la paz con las que abrir un «diálogo directo y sin precondiciones» con el «Gobierno salvadoreño, el Ejército y el Gobierno de ee. uu.» (fmln 1984: 12).

Finalmente, el marco de acción viene establecido por la combinación de lucha armada más negociación, donde la propuesta del gap será «el resultado del desarrollo de las fuerzas democrático-revolucionarias del pueblo salvadoreño en los campos político y militar» (fmln 1984: 3), estando la guerrilla dispuesta a llegar a un «cese al fuego» si se dan las condiciones, y donde el marco de movilización podría ser el electoral, siempre que se definiese un nuevo orden político y económico.

Así, con el gap, el fmln asume la defensa de un programa mínimo de carácter patriótico, más reformista que socialista, donde el ejercicio de la lucha armada se ve «como defensivo frente a la represión y de presión para la negociación», siendo la salida negociada «el camino que menos sufrimiento ocasiona al pueblo»; donde el fmln se presenta bajo un proyecto modernizador del Estado y de la economía en el «que se definen ya los rasgos esenciales del programa del fmln: pluralismo, democracia, economía mixta y no alineamiento internacional» (Entrevista a Nidia Díaz).

III.1.3. La estrategia discursiva democratizadora

Fueron varias las circunstancias nacionales e internacionales que en 1990 dieron inicio a un proceso de negociación que concluyó con los Acuerdos de Paz dos años después. A nivel nacional, el fdr acepta participar en las elecciones de 1987 bajo la denominación de Convergencia Democrática (cd), mientras que en el campo militar se llegaba a una situación de equilibrio entre una fuerza guerrillera que controlaba cerca del 25% del territorio (Harto 2019) y los avances en la estrategia de guerra y reformas emprendida por Estado. Pero es a nivel internacional donde se dan cambios significativos, por medio del avance de las iniciativas de paz, que arrancan en 1983 con el Grupo Contadora7, que continuó con la reunión de los presidentes centroamericanos conocida como Esquipulas, siendo la más significativa la reunión conocida como Esquipulas ii en agosto de 1987, en la que los presidentes de Centroamérica aceptaban resolver los problemas de sus países mediante el diálogo y rechazaban la intervención extranjera. Así, en 1987 se inicia una ronda de diálogo entre el fmln-fdr y el gobierno salvadoreño el 4 y 5 de octubre, secuencia de hechos a los que hay que sumar, y como consecuencia de Esquipulas ii, el acuerdo para la desmovilización de la Contra nicaragüense en 1989. Para finalizar, la derrota sandinista en las elecciones de 1990 y la caída de los países socialistas de Europa del Este y el colapso de la urss impulsaron al fmln a buscar una salida negociada.

A esta situación el fmln responde con una doble iniciativa. En lo militar, la Ofensiva «Hasta el Tope», que constituyó la ofensiva militar de mayor envergadura del fmln en la que llegan a controlar gran parte de San Salvador desde el 11 de noviembre hasta inicios del mes de diciembre de 1989, ofensiva que tenía por objetivo «sentar a negociar al Gobierno de manera definitiva» (Entrevista a Nidia Díaz). En lo político, el fmln lanza sendas iniciativas, La propuesta de negociación (diciembre de 1989) y La Proclama a la Nación. La Revolución Democrática (septiembre de 1990), que supone un nuevo marco interpretativo donde el fmln formula una estrategia discursiva democratizadora.

La propuesta de negociación de 1989 difiere de la planteada por el gap en dos aspectos fundamentales: se pasa de la propuesta de derogación de la Constitución de 1983 a «la reforma» y de la exigencia de la disolución del ejército a la de su «reducción, depuración y profesionalización» (fmln 1989: 2). La propuesta planteaba cinco puntos que supusieron la base de la negociación del fmln: reforma agraria, reforma de las Fuerzas Armadas, política exterior de no alineamiento, elecciones y garantía de la participación política. De esta forma, el inicio de un proceso de negociación que concluyese en un acuerdo de paz y la aceptación de la vía electoral para llegar al poder suponían el abandono de la Revolución Popular Armada por la Revolución Democrática.

El marco de diagnóstico propuesto entiende que la problemática principal del país es «la injusticia y la miseria», siendo sus causas profundas las derivadas del «dominio económico y militar de las familias oligárquicas», situando al antagonista en «el poder político de los militares» (fmln, 1990: 2), en el que se puede apreciar el abandono a cualquier referencia estructural de los problemas del país (régimen de propiedad, capitalismo dependiente), donde el problema ya no se sitúa en el carácter de clase del Estado, sino en un determinada forma de gobierno: la dictadura militar, causante de la situación de crisis que vive el país.

El marco de propósito entiende que la alternativa es la democratización del país, por medio del desarrollo de una revolución democrática y nacional, que instaurará un «nuevo orden social y económico» (pluralismo, economía mixta y no alineamiento), política que acabe con la dictadura y permita unas elecciones libres. El protagonista de la revolución no queda definido, solo planteando que «la fuerza transformadora de nuestro país es de amplia composición política y social y el fmln es una parte de ella», desapareciendo toda referencia de clase o cualquier pretensión de ejercicio del poder en monopolio por parte del movimiento revolucionario (fmln 1990: 3).

Para concluir, el marco de acción ya solo hace referencia a la vía electoral, a través de una «nueva legislación [que] buscaría garantizar elecciones libres y limpias […] dando igualdad de oportunidades a todos los partidos» (fmln 1990: 12). La vía electoral constituye la herramienta de movilización para alcanzar el poder, no quedando supeditada a la definición de un nuevo marco político o económico.

La negociación y el objetivo de la paz pasan a ser la finalidad, donde la participación electoral se convierte en la única vía para el acceso al poder por parte del fmln, que asume la reconciliación nacional y la paz como un elemento central de su identidad (Hernández 2013).

La estrategia discursiva del fmln en esta tercera etapa sitúa como eje central de su lucha la democratización del país, donde:

La negociación es la única alternativa a la guerra, donde lo que planteamos al gobierno no es reivindicar una parte del poder, sino un espacio político para luchar por el poder, donde distintos proyectos pudiésemos disputar con libertad la conducción y el futuro de la sociedad. El socialismo es el horizonte, pero las metas eran reformistas, nuestro objetivo era la democratización del país, pero la oligarquía nos empujó a métodos violentos (Entrevista a Nidia Díaz).

III.2. Marcos interpretativos y estrategias discursivas desarrollados por la urng

Aunque el nacimiento de la urng8 fue posterior al del fmln, en Guatemala, la crisis política fue la más prolongada y la más lejana a las probabilidades del éxito revolucionario, con un movimiento guerrillero cuyo origen se remonta a 19629. A diferencia de El Salvador, las organizaciones guerrilleras guatemaltecas no tuvieron una sola dirección unificada ni establecieron lazos con lo político, estando aisladas social y políticamente (González 2019). En palabras de Edelberto Torres:

El proceso en Guatemala no fue nunca una amenaza integral a las clases dominantes […] no se alcanzó nunca una situación revolucionaria. Así, no hubo una derrota militar, sino que el transcurrir del tiempo agotó el impulso revolucionario (2011: 460).

A diferencia del fmln, la urng nace en un momento de agotamiento y reflujo del movimiento guerrillero guatemalteco tras veintidós años de conflicto (Figueroa 1991), que inmediatamente transita de una estrategia discursiva de insurrección armada a una segunda, basada una estrategia discursiva que pone en el centro la negociación, la paz y la democratización del país.

III.2.1. La estrategia discursiva de insurgencia armada

Si bien en los años previos a la formación de la urng el movimiento guerrillero había sufrido un reflujo, la victoria del fsln y la propia unidad permitieron una activación de la actuación guerrillera (Payeras 1991; Figueroa 2006), que intenta dotarse de un programa articulado unitario, dando lugar a la Proclama Unitaria (urng 1982).

La Proclama Unitaria ofrece un marco de diagnóstico, donde los problemas del pueblo de Guatemala se ven afectados por las consecuencias de la crisis «del modelo exportador» y de la represión de la dictadura que han dejado una «situación de explotación, opresión, discriminación y la dependencia del extranjero» (urng 1982: 1). Al señalar las problemáticas nacionales, y a diferencia de otras organizaciones guerrilleras, la urng aporta un componente étnico a su discurso, añadiendo la problemática indígena y las reivindicaciones etnoculturales a lo popular revolucionario, al denunciar como problema central del país el genocidio que sufren los pueblos indígenas, el cual definen como «El genocidio más oprobioso de América» (p. 1). La causa que señala la urng es de carácter estructural y se relaciona con «el carácter dependiente» del capitalismo del país, cuya crisis solo se sostiene por la acción de la dictadura. Así, los antagonistas serían la oligarquía guatemalteca, la dictadura militar y el imperialismo norteamericano, verdaderos «enemigos de la causa del pueblo guatemalteco» (pp. 1-2).

El marco de propósito se relaciona con la alternativa que pasa por la instauración de un «Gobierno Revolucionario, Patriótico, Popular y Democrático», el cual se compromete a llevar cinco puntos (pp. 7-10) sustentados en la unidad del movimiento revolucionario que tiene a la urng como protagonista (pp. 1 y 3), impulsora de una «Unidad Patriótica Nacional» (p. 6) de carácter interclasista, propuesta que pretende emular al Grupo de los Doce impulsado por el fsln o el fdr aliado del fmln. El programa expuesto no se propone como puntos de partida para una negociación, sino que forma parte de un programa revolucionario a llevar a cabo una vez el movimiento revolucionario tome el poder.

Finalmente, el marco de acción viene determinado por la convicción de la imposibilidad de la vía pacífica (p. 4), afirmando que la «unidad de las Fuerzas Revolucionarias Guatemaltecas se basa en la estrategia de Guerra Popular Revolucionaria» (p. 1), principal medio de movilización, cuyo objetivo es la toma del poder (p. 4), entendiendo que la paz solo podrá ser consecuencia de este triunfo al declarar que «La Revolución pondrá fin a la represión contra el pueblo y garantizará a los ciudadanos la vida y la paz» (p. 7).

Si bien la estrategia discursiva se enmarca en los parámetros de la insurrección armada, las diferencias con el fmln son apreciables:

Nosotros teníamos una concepción marxista leninista de la revolución guatemalteca, pero la diferencia [con el fmln] es que la urng nace tras más de veinte años de lucha guerrillera en el país y con la sensación que el conflicto podía permanecer sin cambios otros tantos años; así que avanzamos en la unidad del movimiento revolucionario, haciendo una proclama amplia, donde la opción era la toma del poder por la vía armada, pero también, impulsar un amplio movimiento político que fuese ganando protagonismo (Entrevista a Pablo Monsanto).

El 23 de marzo de 1982, el general Efraín Ríos Montt encabezó un golpe de Estado que acometió un plan contrainsurgente llamado Plan Campaña Victoria 82, el cual desató una de las mayores represiones del continente (Sánchez 2015; González 2019), que sitúo a la guerrilla en una situación de repliegue, abriendo dentro de la urng un debate que concluye con el documento hecho público en 1986 La urng y el diálogo político (urng 1988), donde la solución política comienza a sustituir la estrategia de Guerra Popular Revolucionaria.

III.2.2. La estrategia discursiva democratizadora

A partir de 1985, en Guatemala se comienza a aplicar una estrategia contrainsurgente parecida a la empleada en El Salvador, basada en el principio de «guerra más reformas», que combina la búsqueda de la solución militar contra la guerrilla con la implantación de un proceso de institucionalización que condujo a las elecciones de 1985 y el acceso al poder de la Democracia Cristiana (Sánchez 2015). En aplicación a los diálogos de Esquipulas ii de 1987, el gobierno de Guatemala crea la Comisión Nacional de Reconciliación de la que surgen los Acuerdos de Oslo (1990) entre el gobierno y la urng, en los que declaran «iniciar un proceso serio que culmine con el logro de la paz» (minigua 1997: 73), que son refrendados por los Acuerdos de México (1991), declarados como «paso histórico» por la urng (1993: 5).

La adopción de una estrategia negociadora abre un cambio en la estrategia discursiva de la urng con el documento Guatemala. Una paz justa y democrática: contenido de la negociación (1993), donde la urng define su lucha de la siguiente forma: «La urng ha hecho la guerra para lograr la paz. Y sin rendirse y capitular, busca ahora a través de un proceso de negociación, una solución política, justa y democrática» (1993: 3).

La nueva estrategia parte de un marco de diagnóstico, donde el problema se sitúa en las consecuencias de la guerra y los desplazados (p. 11); el no reconocimiento de la identidad y derechos de los pueblos indígenas (p. 21), y los problemas socioeconómicos, derivados principalmente de la falta de trabajo y del injusto reparto de la tierra (p. 23). La causa principal se sitúa «en la falta de voluntad de cambio y de búsqueda de soluciones por parte del Gobierno» (p. 6), situando al Ejército «y su negativa al diálogo» como el enemigo de la negociación al declarar que «El ejército guatemalteco no ha jugado un papel democrático dentro de la sociedad» (p. 15).

Se presenta un marco de propósito, donde la alternativa pasa por una reforma constitucional que permita la participación en pie de igualdad de todos los sectores de la sociedad (p. 33) y la protección de los derechos humanos y de la vida, «elemento sustancial para dar sustento y viabilidad al proceso […] prueba central de la voluntad política para solucionar el conflicto armado» (pp. 7-8). El protagonista del proceso de negociación y garantía del proceso de paz serán el «Poder civil y la participación ciudadana en la vida civil» (p. 15), terminología en la que se aprecia el abandono de la categoría de clase social por la de ciudadanía.

Por último, se presenta un marco de acción basado en la negociación, «único proceso que busca una solución pacífica» (p. 6), lo que convierte a la vía pacífica y las elecciones en la herramienta de movilización principal. Para el comandante de la urng y firmante de los Acuerdos de Paz Pablo Monsanto:

Habíamos llegado a una situación de estancamiento. El ejército no logró derrotarnos en su ofensiva y nosotros llegamos a la conclusión que el conflicto podía enquistarse. La realidad interna, y los cambios internacionales, hacían favorable una salida pacífica, el reconocimiento político al movimiento revolucionario, el final de la política de «tierra arrasada» contra los pueblos indígenas, el regreso de los desplazados y acabar con el poder de los militares. Con la democracia la urng se constituyó en un sujeto revolucionario que reformuló su estrategia para los tiempos de paz (Entrevista a Pablo Monsanto).

IV. Conclusiones

En este análisis realizado se pueden constatar las siguientes cuestiones. En primer lugar, la evolución de las organizaciones guerrilleras está condicionada por el desenlace de la acción armada emprendida contra el Estado, derivando hacia su transformación en partido político e inserción en el sistema político antes combatido en aquellos casos, como el del fmln y la urng, donde se llega al convencimiento de la imposibilidad de una solución militar al conflicto. Así, el fmln surge como expresión de un momento álgido de las organizaciones guerrilleras surgidas en la década de los setenta, mientras que la urng nace con el inicio del declive de la acción armada de un movimiento guerrillero que se remonta a inicios de la década de los sesenta. Asimismo, las negociaciones en el caso del fmln se afrontan después de la mayor ofensiva guerrillera, mientras que en la urng el esfuerzo negociador parte de un repliegue, lo que lleva al fmln a una situación de fuerza que permite una negociación pactada, mientras que para la urng se da más una rendición pactada.

En segundo lugar, el paso de organización guerrillera a partido y de la vía armada a la vía pacífica generan cambios en las estrategias discursivas del fmln y la urng que desarrollan diferentes marcos de interpretación de la realidad política que laten desde su origen. Así, el fmln, y fruto de su mayor fuerza político-militar, establece una estrategia más evolutiva a través de tres fases: la insurreccional, la modernizadora y la democratizadora; mientras que en la urng se aprecia una evolución política más aguda, al pasar de una estrategia discursiva propia de insurrección armada a otra donde la estrategia discursiva sitúa a la urng como una organización democratizadora centrada en el esfuerzo negociador.

En tercer lugar, en ambos casos, se produce un cambio sustancial en los marcos de interpretación del discurso político central que les dio origen: la revolución socialista como objetivo, la vía armada como medio. Así, se produce un abandono del socialismo como horizonte político práctico, quedando el mismo como referencia de carácter histórico, pero que en la práctica es sustituido por un programa reformista, modernizador y democratizador. En relación con la vía armada, los marcos interpretativos de ambas organizaciones evolucionan de uno que entiende la violencia armada como violencia para la sustitución (toma del poder) a la violencia armada como violencia para la incorporación social (forzar la negociación) (Martín 2004: 201).

Por último, en cuarto lugar, se aprecia que hay un cambio, por parte del fmln y la urng, en las estrategias que culminaron en los Acuerdos de Paz, apreciándose como ambas organizaciones primaron los aspectos relacionados con su incorporación política y electoral frente a los problemas definidos históricamente por ellas como las causas estructurales de la violencia en sus países, en decir, los problemas relacionados con la propiedad de la tierra y del modelo económico dependiente.

Para finalizar, se puede concluir que los cambios políticos experimentados por el fmln y la urng en el periodo estudiado no fueron solo consecuencia de las negociaciones emprendidas, sino que se gestaron de forma paulatina desde la década de los ochenta, cambios políticos que fueron importantes para el posterior éxito de los procesos de negociación y la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador y Guatemala.

Los aspectos discursivos analizados pretenden aportar resultados para la discusión teórica más amplia acerca de la transformación de grupos guerrilleros en partidos políticos, a través del estudio de las dos guerrillas más importantes de la región centroamericana, región donde el conflicto armado alcanzó su máxima intensidad durante la década de los ochenta en América Latina.

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1. Los autores agradecen los comentarios y las sugerencias de tres evaluadores anónimos de América Latina Hoy, Revista de Ciencias Sociales, a la primera versión de este artículo.

2. El fmln nace el 10 de octubre de 1980 como coordinadora guerrillera formada por las Fuerzas Populares de Liberación «Farabundo Martí» (fpl), el Ejército Revolucionario del Pueblo (erp), Resistencia Nacional (rn) y el Partido Comunista Salvadoreño, al que se une en diciembre de dicho año el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (prtc). Como consecuencia de la aplicación del Capítulo 6 de los Acuerdos de Paz, denominado «Participación Política del fmln» (Presidencia de la República 2012), el fmln se inscribe como partido político el 1 de septiembre de 1992. Para una historia del movimiento guerrillero guatemalteco ver A. Prieto (1990: 237-245), A. Martín (2004: 117-167) y F. Harto (2019: 50-77).

3. El fdr se constituye en abril de 1980, formado por el Movimiento Nacional Revolucionario (mnr), partido socialdemócrata liderado por Guillermo Ungo, y el Movimiento Popular Social Cristiano (mpsc), escisión del Partido Demócrata Cristiano (pdc), liderado por Rubén Zamora. Señalar que estaba muy presente la experiencia nicaragüense y la constitución del Grupo de los Doce, que permitió al fsln trazar una importante alianza con la pequeña burguesía nicaragüense (Entrevista a Nidia Díaz).

4. La crm estaba compuesta por la Unión Democrática Nacionalista (udn), vinculada al pcs; el Bloque Popular Revolucionario (bpr), vinculado a las fpl; las Ligas Populares 28 de Febrero (lp-28), organización de masas del erp; y el Frente de Acción Popular Unificada (fapu), vinculado a rn.

5. En la ciudad de Palma, fronteriza con Honduras, se celebró a finales de 1984 el primer diálogo entre la guerrilla y el gobierno de José Napoleón Duarte.

6. Ver fmln (1981).

7. Creado en enero de 1983, estaba formado por los gobiernos de México, Colombia, Venezuela y Panamá.

8. El 7 de febrero de 1982 la urng nace como coordinadora guerrillera formada por las Fuerzas Armadas Rebeldes (far), el Ejército Revolucionario de los Pobres (erp), la Organización del Pueblo en Armas (orpa) y Núcleo de Dirección Nacional, escisión del Partido Guatemalteco del Trabajo (pgt). El pgt se unió a la urng en 1989.

9. Para una historia del movimiento guerrillero guatemalteco ver A. Prieto (1990: 204-228); C. Figueroa Ibarra (2006: 129-172); A. Sánchez (2015: 50-85) y S. González (2019: 7-22).